Al principio de la era K, Kirchner estrenaba su discurso transversal y se enfrentaba a los intendentes peronistas del conurbano en nombre de la renovación política y de recrear la confianza en las instituciones y los partidos, asumiendo como propio, aunque sea en parte, el reclamo del “que se vayan todos”.
El tiempo pasaba y el gobierno iba seduciendo a los gobernadores e intendentes otrora opositores y seguía atacando a los intendentes todavía duhaldistas emparentados con la vieja política que el proyecto kirchnerista venia a destruir.
El huracán K se abatía sobre el primer y segundo cordón de la Provincia de Buenos Aires con aires transformadores, D´ Elia y compañía eran los adalides de la nueva política, Blumberg fijaba las políticas de seguridad y Solá seguía haciendo lo que mejor sabe: hacerse el boludo.
Las elecciones del 2005 se acercaban, el huracán iba perdiendo fuerza. Había que ganarle al acorazado Duhaldista, Chiche era el enemigo. La voz de mando empezó a cambiar la orden: ahora, a sumar fue la consigna.
Y se empezó a sumar, y se sumo de tal forma que el oficialista Luís D´Elia confesó que 20% de los intendentes corruptos estaban ya en el Kirchnerismo.
En el duelo de esposas Cristina le gano a Chiche, y el traspaso de intendentes aumentó en forma discriminada deslumbrados estos por la billetera de Balcarce 50 y Balcarce 50 de la cantidad de votos que le aportarían a la victoria de la cercana elección presidencial.
Hoy el huracán es sólo un recuerdo, que para algunos no paso de una simple tormenta de verano, pasajera y refrescante. Hoy todos suman para el oficialismo nacional. Los intendentes que dejaron el conurbano como hoy lo vemos después de más de 15 años de gobernarlo y los opositores a esto dentro de las misma filas peronistas primeo y kirchnerista después.
La estrategia inicial del gobierno nacional fue dejar que cada uno haga su juego, los intendentes con el aparato de los municipios, los piqueteros con los planes sociales nacionales, los k con su cercanía a la nueva política, los opositores dentro del PJ de los intendentes con su discurso de renovación.
Esta estrategia que consolidaba la posibilidad de triunfo de Cristina en la Presidencial, dado que todos suman a su boleta transformando las elecciones locales en elecciones abiertas del kirchnerista, desbarranco. Las expectativas eran las de dos candidatos por distrito, a los sumo tres. Pero todo exploto cuando en algunos lugares 5 son los candidatos atados a las boletas de Cristina, lo que pone en riesgo el destino de algunas intendencias que eran seguras.
Viró la estrategia, y se trabajó en bajar algunas candidaturas, las primeras son las cercanas a los sectores piqueteros, que pocos votos suman y son más fáciles de satisfacer. Pero el resto, que había tomado la palabra de vía libre, siguió adelante.
El cambio anunciado en el 2003, postergado en el 2005 y olvidado este año por el oficialismo, tal vez se dé de forma inesperada por la ambición de sumar del gobierno nacional que olvidó la dinámica lugareña e intentó atar todo a su propio destino.
13.10.07
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario