Entre otras cosas, el 27 de abril de 1979 la policía federal se hizo presente en el domicilio de María de las Mercedes Bolla Aponte de Murano, esposa de un abogado, hija de militar.
Tal vez este nombre no les diga nada, pero si el de YIYA MURANO, más conocida como “la envenenadora de Montserrat”.
Su historia comenzó a conocerse cuando el l 24 de marzo de 1979 Zulema de Venturini murió luego de desplomarse en la escalera de su edificio. Al principio todo hacia suponer que era un ataque cardiaco.
La declaración del portero del edificio sobre una prima que, paquete de masas caseras en mano, había llegado cuando Zulema agonizaba, y había sacado del departamento un papel y un frasquito y la ausencia de un pagaré por $20.000.000 (si veinte millones de pesos ley) hicieron dudar a la policía e inclinar la investigación hacia esta mujer misteriosa, deudora de esta cifra y amante de la cocina y de las historias de Agatha Christie.
Los médicos forenses encontraron restos de cianuro en el estomago de Zulema. Investigando el entorno de Yiya descubrieron que una vecina, Nilda Gamba había muerto el 10 de febrero y otra amiga, Lelia Formisario había muerto de un “infarto”. Como dato que cerraba el círculo: a todas Yiya les debía plata.
Condenada en mayo de 1985, insistía en su inocencia: "Nunca invité a nadie a comer". A los díez años, recalculada su sentencia, se dio por cumplida su condena, en agradecimiento envío bombones a los funcionarios judiciales que la dejaron en libertad, ninguno se atrevió a comerlos.En 1998 volvió a la fama de la mano de Mirtha Legrand proclamándose inocente por televisión, en uno de sus almuerzos donde, obviamente no cocino.
11.4.08
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